¡Basta de cistitis! Hábitos para prevenirla (sobre todo en verano)

¡Basta de cistitis! Hábitos para prevenirla (sobre todo en verano)

Es una experiencia casi universal si eres mujer. Encerrada en el baño, retorcida de dolor y escozor, te preguntas por qué necesitas volver a hacer pis si has estado meando toda la mañana. Tienes cistitis, una de las infecciones más comunes en verano y recurrente si eres sexualmente activa. No la ignores y empieza a cuidarte. Hay varias cosas que puedes hacer para tratarlas y prevenirlas.

cistitis

¿Cuáles son los síntomas de la cistitis?

Necesidad urgente y frecuente de orinar, quemazón y dolor cuando lo haces, enrojecimiento de la vulva y picor vaginal, dolor pélvico o al mantener relaciones sexuales… Lo peor, vaya. Pero, lo que quizá no sabías es que son increíblemente comunes: al menos el 50% de las mujeres padece una en algún momento de su vida. “La infección urinaria con síntomas afecta un 30% de mujeres entre 20 y 40 años”, explica Elisenda Eixarch, ginecóloga del Hospital Clínic de Barcelona.

La cistitis también puede ser asintomática, es decir, puede que no te dé síntomas y no aprecies que tienes infección de orina hasta que te hagas un análisis.

¿Por qué se producen las infecciones de orina?

La cistitis es una infección de la vejiga y la uretra (el órgano que se encarga de que la orina sea expulsada del cuerpo). Puede estar causada por cualquier tipo de microorganismo (bacterias, virus, hongos o parásitos), aunque lo más frecuente es que sea de origen bacteriano. “Las mujeres son el blanco de esta enfermedad debido a la anatomía de su aparato urinario inferior”, explica Eixarch. “Suelo pélvico, uretra, vejiga, útero y recto, están en un compartimento muy pequeño. La uretra es muy corta y su extremo está situado en el interior de la vagina, un lugar poblado por bacterias. Cuando estas se deslizan hacia la vejiga o la uretra, son lo suficientemente agresivas y nuestro sistema inmune está debilitado… la infección está servida”.

¿Por qué el verano favorece su aparición?

El calor, la humedad y los baños en playas y piscinas son factores que pueden aumentar la incidencia de las infecciones de orina en verano. De hecho, según Eixarch, cualquier circunstancia que predisponga “a un desequilibrio de la microbiota vaginal favorecería un cuadro de cistitis”. Los baños continuos en piscinas públicas podrían contribuir a favorecer la aparición de cistitis. “El exceso de cloro y el hecho de mantener el traje de baño mojado durante mucho tiempo son tus enemigos”, explica Eixarch. Como medida preventiva: sacarse el bañador cuanto antes.

El verano también es sinónimo de festivales de música, viajes, paseos, excursiones por la montaña… Situaciones en los que no abundan los baños públicos y cuando, al fin los encontramos, lucen por su falta de pulcritud. Qué decir de los lavabos de los aviones o de los locales nocturnos. No hace falta ser un experto para saber que pueden ser foco de infección si no extremamos las medidas higiénicas.

Existe una solución ideal para estos casos: P-Mate. Un artilugio que nos permite mear de pie y que apenas ocupará espacio en tu mochila. Una pasada, en serio.

Sexo y cistitis, ¿tienen relación?

En vacaciones también es habitual intensificar las relaciones sexuales. Si es tu caso, ¡enhorabuena! Lo único que debes tener en cuenta es que tu probabilidad de sufrir cistitis es más alta. Así que este debe ser tu nuevo mantra (repite conmigo): hacer pis después del sexo, hacer pis después del sexo, hacer pis después del sexo. Al orinar lavas las bacterias nocivas que podrían quedar atrapadas en la vejiga o la uretra, reduciendo el riesgo de infección. Sí, no apetece nada levantarse para ir al baño cuando estás tan a gustito en la cama, pero es mucho mejor que pasarte la mañana siguiente lamentándote pegada al lavabo. La reducción de la fricción también puede prevenir las cistitis. Prueba nuevas posiciones o utiliza un lubricante a base de agua, pueden ser buenas soluciones.

¿Cómo puedes tratar las infecciones?

A pesar de que las infecciones urinarias son muy comunes, no es algo que debas pasar por alto. Pueden extenderse hacia arriba y causar una infección renal, que podría empeorar. Si tienes dolor de espalda, náuseas, vómitos, escalofríos o fiebre, otros síntomas típicos de las ITU (así las conocen en argot médico), debes consultar con tu médico de inmediato.

Tengas o no estos síntomas, lo más seguro es que te recomiende un antibiótico para frenar la infección lo antes posible. Los hay en monodosis y otros de tratamiento más largo, dependiendo del tipo de infección (pueden pedirte una analítica de orina para esclarecerlo), y suelen ser muy efectivos. Eso sí, es muy importante terminar la tanda de antibióticos que te paute el médico aunque notes mejora; no queremos generar bacterias resistentes.

¿Cómo puedes prevenirlas?

Si ya has tenido episodios de infección de orina, la probabilidad de padecer un segundo aumenta un 20% y hasta un 30% en el tercero. Por eso es clave la prevención. Extremar la higiene, beber muchísima agua y seguir una alimentación baja en azúcares y rica en probióticos que equilibren tu flora bacteriana son pautas que debes seguir para mantener a raya las cistitis.

Repetimos: bebe agua, mucha agua. Mientras el café o el té pueden irritar tu vejiga, el agua ayuda a diluir tu orina y depurarla, que es precisamente lo que necesitas ahora mismo.

Desde el punto de vista higiénico, las recomendaciones son claras: vacía la vejiga completamente cada vez que hagas pis. No te lo aguantes nunca (si tienes que ir, tienes que ir). Límpiate de adelante hacia atrás. Mantén tu zona íntima seca y una buena higiene.

La regla, un momento especialmente crítico para la cistitis

Durante la menstruación, la copa menstrual es quizá la mejor opción, ya que a diferencia de tampones y compresas mantiene la zona seca. Meluna Soft es de las más indicadas si eres propensa a las cistitis o acabas de sufrir una. Al ser más blanda de lo habitual es especialmente respetuosa con las zonas sensibles o irritadas. También están nuestras queridas Cocoro. Te sonarán porque ya hemos hablado de ellas: unas bragas absorbentes, antibacterianas y transpirables, ideales para mantener las bacterias bien alejadas. 

¿Qué puedes comer para prevenir infecciones?

Si hablamos de alimentación, una cosa que seguro te recomendarán será el zumo de arándanos. Ojo. A las bacterias les encanta el azúcar, y si el jugo es muy dulce podría empeorar las cosas. Si, en cambio, optas por un suplemento alimenticio con extracto de arándanos bajo en azúcar la cosa cambia. Varios estudios, como éste publicado en el American Journal of Clinical Nutrition, han demostrado que los arándanos podrían ayudar a prevenir las infecciones de orina recurrentes. Pero, cuidado, no son una cura si ya tienes una.

Otro estudio, en este caso finlandés, apunta que las mujeres que consumen un vaso diario de zumo de fruta natural, sobre todo de frutos silvestres, son menos proclives a sufrir infecciones urinarias. También están más protegidas aquellas que consumen leche y derivados como quesos o yogures (¡siempre sin azúcares añadidos!) una media de 3 veces por semana. Y todo gracias a su alto contenido en probióticos, que ayudan al organismo a la hora de combatir la infección y equilibran la flora bacteriana.

Y apunta: ¡vitamina C! Consume tanta como quieras, en forma de cítricos, arándanos o complementos alimenticios. ¿La razón? Acidifica el organismo y crea un ambiente poco propicio para la proliferación bacteriana.

Otros remedios para la cistitis

En la herboristería también encontrarás remedios muy eficaces. El tomillo, gracias a sus propiedades antibacterianas, antiinflamatorias y antimicóticas, es una hierba especialmente indicada para la cistitis, incluso si es fuerte. Tomado en infusiones, aplicado de forma tópica o realizando baños de asiento es muy efectivo. Las infusiones de salvia, por su capacidad diurética, también son ideales para el tratamiento de la retención urinaria.

¿Síntoma de somatización?

Las cistitis de repetición también pueden esconder un componente emocional. Conflictos sin resolver, excesiva contención o rabia sin expresar, frustraciones, miedos… Sentimientos que te afectan a ti o a tus relaciones personales. Así que puede ser un buen momento para hacer un ejercicio de introspección y descubrir si hay algo que pueda estar causándote este malestar.

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