Hago mucho deporte ¿Puedo usar la copa menstrual?
Si alguien tenía prejuicios sobre las copas menstruales, esa era yo. Tenía toda clase de manías: “Eso es para otro tipo de mujer, para las que pasan pocas horas fuera de casa”. “Eso no hay quien se lo ponga para entrenar. En el primer viraje tendré pérdidas”. “Yo trabajo 10 horas diarias, entreno 2, y me paso más de una en transporte público y pedaleando… Cómo voy a poder cambiarme en medio de todo ese trajín?” “No es limpio. ¿Cómo se lo montan para cambiarse en un sitio público, como un bar o un vestuario?
Así que cuando las chicas de lacopamenstrual me propusieron probarla, lo hice por curiosidad y por hacerles el favor. Me lo tomé en serio, tanto, que la primera vez fue lo más parecido al desastre: Me la coloqué una noche antes de ir a la cama y no pude estar con ella más de 10 minutos. Ultra concentrada y atenta al tema como estaba, me la había puesto fatal.
La noche siguiente volví a la carga, esta vez, después de leerme las instrucciones y mirar los dibujos detenidamente. Hay que estar tranquila. Hay que doblarla bien, hay que dirigirla a la base de la columna. Respiro. Vamos para allá. Entró con dificultad pero se colocó bien, y pude estar 10 horas con la copa menstrual puesta. Al segundo día de usar la copa menstrual, ya la llevaba 12 horas del tirón, y tengo que decir que eso para mí fue una liberación absoluta.
Soy muy alta, y tengo un mioma, así que mis reglas eran tan abundantes que en los días de más flujo, un tampón no me duraba ni dos horas. Eso me estresaba enormemente, porque suponía que tenía que cambiarme en medio de una salida de bicicleta de 5 horas, o peor, tras una travesía a nado de 3 horas, salir estresadísima del agua por si iba a tener pérdidas en cuanto pusiera el pie en la arena.
He comprobado que incluso en los días de más flujo, puedo llevar la copa menstrual 12 horas sin problemas. Eso quiere decir que me la pongo por la mañana y no me cambio hasta que vuelvo a casa por la noche. Es tan cómoda como un tampón, aunque su diámetro haga pensar lo contrario. Una vez bien colocada, no se nota en absoluto.
Yo no soy corredora, pero sí nado y pedaleo lo que no está escrito. Y puedo decir que en ambos deportes, usar la copa menstrual, es como si no tuvieras la regla. No te acuerdas de la copa menstrual, no se mueve, no sientes nada, ni tras horas y horas de pedaleo. Simplemente, no llevas nada.
Me encanta la idea de no generar residuos y de reutilizar… y de ahorrar. Desde que la tengo, mis reglas no son un gasto. ¡Ya era hora!
Autora: Eva Caballero. Periodista Freelance-fundadora en Bluemedia Barcelona