El rechazo a la menstruación es lo normal, lo que está a la orden del día, lo que está bien visto. En la mayoría de los casos somos las propias mujeres las que acentuamos ese rechazo social con nuestra actitud hacia nuestra sangre. Y es lógico, somos hijas de una cultura que nos ha colgado el sambenito de impuras y non gratas cuando estamos “en esos días”, que nos avergüenza y nos anima a creer que menstruar es un defecto de nuestro cuerpo femenino, que provoca cambios de humor y trastornos nada justificados, que es un engorro y que encima huele mal.
Estamos dispuestas a creernos todo eso y a llenar nuestras casas y nuestros cuerpos de algodones y plásticos impregnados en mil y un químicos “ultrafinos y discretos y que eliminan el olor de una vez por todas” siempre enfocados en que nadie note nada, que ni sospechen nuestra delicada y avergonzante situación… ¿No es el colmo que el líquido que se muestra en los anuncios para representar la menstruación sea azul?
Esta (casi) fobia hacia la menstruación y lo femenino provoca que cuando reaparecen* métodos revolucionarios y garantes de la salud femenina, como la copa menstrual, se tachen de “cosas anticuada y antihigiénicas” por el simple hecho que te obliga a ver, tocar y oler tu sangre. Muchas son las personas que manifiestan reparo e incluso asco cuando explicas qué es la copa menstrual y cómo se usa. Y eso es algo grave que podemos dejar de ver como normal y combatir con la palabra y el buen juicio.
La menstruación, lejos de ser asquerosa, está repleta de células madre. Es magnífica para el pelo, la piel y la tierra. Con la copa menstrual es muy fácil recoger la sangre y experimentar. Incluso pintar, como propone Alejandro Jodorowsky; es muy terapéutico.
La copa menstrual es un método no sólo higiénico, sino respetuoso con el medio ambiente, con nuestros cuerpos y con nuestra sangre, pues a diferencia de las compresas y tampones la copa menstrual no altera su color, ni su olor, ni su cantidad.
Desde aquí una invitación a todas las mujeres: PRUEBEN LA COPA MENSTRUAL, SEÑORAS. Muy probablemente romperá esquemas y redefinirá la relación que tenemos con la propia sangre. Además de muchas otras ventajas que no tardarán en descubrir. Palabra!
La menstruación es el resultado de un mágico proceso que realiza nuestro cuerpo de forma cíclica. No es nada sucio, no somos sucias. Somos poderosas.
La sangre menstrual es la única sangre no violenta. ¿Por qué nos violenta entonces?
* La copa menstrual fue patentada por primera vez en 1932 por L. J. Goddard.
Autora: Lara Manzanera López. Terapeuta energética y de feminidad. www.energiaenfemenino.es –
Imagen: Sarah Maple. «Menstruate with pride« www.sarahmaple.com