¿Prestas atención a tu útero?
¿Sabes que se puede sentir el útero hasta el punto de no necesitar compresas o tampones, si no sólo ir a evacuar la sangre cuando el útero está lleno y el cuello del útero a punto de abrirse para soltar la sangre? ¿Sabes que cuando recuperamos la conexión neuromuscular con nuestro útero podemos sentir su latido cuando nos excitamos? ¿Latidos que se convierte en una ola de placer cuando llegamos al orgasmo uterino?
¿Sabes que se puede sentir el momento de la ovulación justo en el momento en que se produce? ¿Que las contracciones del parto pueden ser justo eso, contracciones del útero, pero no dolor? ¿Que la menstruación tampoco tiene que doler? ¿Que tu útero reacciona a todas las emociones que pasa por tu cuerpo con pequeñas contracciones y lo puedes sentir?
Nuestro útero. Ese músculo desconocido y escondido, que parece que sólo se hace visible cuando tenemos un problema. Dolores menstruales, embarazos, menopausia… quistes, cáncer, histerectomías…
Y por qué no creación de vida, centro de amor y creatividad, energía vibrante, placer sexual, centro del qi, de la energía kundalini, de nuestro equilibrio? La sabiduría que nos está llegando sobre nuestros úteros es ancestral. Fue lo primero que creo y motivó a los artistas. Un gran útero y una mujer pariendo. Hay figuras y pinturas de hace más de 20.000 años que hablan de nuestro útero, y aún así nosotros no la conocemos.
Tradiciones orientales hablan del fluyo vital de la energía que pasa por distintos puntos o chakras. En Japón esta energía es llamada Ki, en China Qi o Chi, en India Prana. Hay en total 7 chakras y el segundo chakra o Hara se halla situado en el bajo vientre, unos centímetros por debajo del ombligo donde en el cuerpo de la mujer está el útero. Es el centro de gravedad del cuerpo, centro energético o sede de la vida. Se relaciona con el deseo, las emociones, la sexualidad, la reproducción y la fecundidad. Es el centro del bienestar, del estar centrado en uno mismo por excelencia, fundamental en la práctica de la meditación. Estar centrado supone hallarse bien conectado con el ritmo de la respiración.
Un útero tenso da lugar a una menstruación dolorosa y problemática, partos dolorosos y complicados, una vida sexual no sana ni placentera, una menopausia que requiere tratamiento hormonal… pero también significa un bloqueo en nuestra creatividad y nuestro fluir. Un trabajo interior hacía la consciencia y la conexión con nuestro propio útero, es el mejor seguro de vida para cualquier mujer. Y este seguro de vida viene con un plus: la posibilidad de vivir una sexualidad plena, partos sin dolor, menstruaciones gozosas, una mayor creatividad y energía. Pero, ¿cómo se hace?
Requiere un trabajo interno con visualizaciones y aceptación de nuestra esencia de mujer.
De pequeños experimentamos con todo el cuerpo para llegar a conocerlo y sentirlo. Cómo bebés empezamos con nuestras manos y pies, brazos, ombligo… Sentimos nuestros pulmones cuando los llenamos de aire y contamos cuántos segundos podemos permanecer debajo del agua, o si aguantamos sin respirar el túnel entero cuando viajamos en el coche. Mi hijo, con 6 años, el otro día, dio una vuelta alrededor de la casa corriendo, luego se paró con la mano encima del corazón para notar cómo se había acelerado. Pero cuando nuestra atención nos lleva a otras partes menos aceptadas de nuestros cuerpos, ya no podemos experimentar. Tocarse en ciertos sitios es malo, y lo que hay entre los pechos y los genitales es el estómago… Si te duele algo de esa zona, será el estómago. Si sientes algo ahí, el estómago. Y ¡ni si te ocurra sacar barriga! Queda muy feo, así que ¡para dentro! ¿El resultado? Mujeres que no sienten su útero, ni saben que existe. Un útero oprimido, reprimido, tenso (si tensamos los abdominales el útero también estará contraído), dolores menstruales y partos complicados. Porque una parte de vital importancia para las mujeres fue ignorado y desconocido.
Y el primer paso simplemente es sentir. Escuchar hacía dentro. Darle un sitio en tu día a día. Escucharle a tu útero. Darle amor. La imaginamos como un manantial sin fondo, sentir el cosquilleo que nace y crece hasta salir de nuestros cuerpos. Hay muchas herramientas que podemos usar para volver a sentir nuestro útero como por ejemplo la danza del vientre consciente, huevos vaginales de jade, la respiración ovárica… Cómo bebés volvemos a descubrir y experimentar con nuestro cuerpo. Todo para sentirlo y conocerlo. Sentirnos y conocernos. Te invito a que tú también lo hagas. Hoy es un día perfecto para empezar. ¡Que tengas un buen viaje!
Autora: Sofia Nikander. Doula, profesora de danza, organizadora e impartidora de talleres para mujeres. danzademujer.blogspot.com
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