Síndrome premenstrual

El síndrome premenstrual

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< Esas fuerzas ocultas que llevamos en nosotros y que se expresan por trastornos que siguen el ritmo e las reglas fueron llamadas por la medicina “síndrome premenstrual”. Para algunas, se trata de malos humos, vulnerabilidad, insatisfacción, tristeza o una violencia que hará que odien a la tierra entera; para otras, se tratará de apatía, inercia, agotamiento o depresiones, sin contar los dolores en las mamas, hinchazón del vientre, los tobillos y las piernas, náuseas y vómitos, o incluso migrañas terribles.

Respondiendo a mis preguntas, mis pacientes descubren el peso que representa la herencia de las mujeres de su familia. Les pido entonces que hagan una pesquisa, para conocer los hechos destacables de la vida sexual de sus ancestros, que hagan preguntas a su madre, sus tías, sus abuelas, para saber cómo han vivido su vida de mujeres y de madres, que estén atentas a las fechas de nacimiento, boda, separación, enfermedad y fallecimiento, a fin de ver si algunas se repiten.

Así comprenden que sus dolores son la prueba de los sufrimientos anteriores de las mujeres de su familia, que su útero trata de expulsar. Los dolores de la regla suelen presentarse como contracciones. Y si el bajo vientre se retuerce de dolor es porque encuentra un obstáculo, un nudo, algo que lo molesta, lo incomoda e intenta expulsar de esa manera. Lo mismo ocurre cuando los sangrados son demasiado abundantes, otra manera que tiene el cuerpo de tratar de desprenderse de algo que lo obstruye, eliminándolo. Sin embargo, en esos casos, no hay nada que eliminar físicamente. El examen de esas mujeres es normal, ya que los obstáculos que encuentra el flujo de sangre no están en la dimensión física del cuerpo. Esos bloqueos deben buscarse en lo que se llama el cuerpo energético, emocional y mental, que señala traumatismos aún “vivos”. En el psiquismo y en lo emocional, y no en el cuerpo físico, anida el origen de esos trastornos que se transmiten de madre a hija. Así pues, mediante la palabra con la madre o con un terapeuta, se llega a darles un sentido y a resolverlos.

Es importante explicar a las jóvenes que están configuradas como sus madres y como las mujeres de su familia. Con frecuencia, he comprobado que esa información alcanzaba para disolver los dolores. Comprender que nuestros trastornos, propiamente hablando, no nos pertenecen, sino que provienen de una historia pasada, nos permite hacernos cargo de nuestro propio cuerpo y ponerlo en orden. Las más jóvenes comentan con humor: “ Pero entonces estas piernas y estos senos gordos tampoco me pertenecen!”. En este caso, un trabajo energético las ayuda a recuperar sus formas y funcionamiento corporal normal. Si los dolores de regla o su abundancia inauguran la herencia patológica de las mujeres de la familia, más tarde, en nuestra vida de mujeres, las enfermedades ginecológicas serán la prueba.>

Texto extraído del libro de Danièle Flaumenbaum (2013) “Mujer deseada, mujer deseante”. Ed. gedisa

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