Breve historia sobre la copa menstrual
Aunque te pueda parecer que la copa menstrual es absolutamente novedosa la primera patente se remonta a principios del siglo XX. Es más, el Museo de la Menstruación y Salud de la Mujer en Maryland (EE.UU.) asegura que ya existían rudimentarias copas menstruales desde 1867.
En los años 30 la estadounidense Leona W. Chalmers presentó la patente de la copa menstrual: un recipiente fabricado con caucho vulcanizado. Al parecer hubo una gran difusión y venta de esta copa durante esa década. Fué la misma época en la que el doctor Earle Haas patentó una empresa con un nombre muy conocido hoy en día: Tampax.
A partir de aquí se vivió un largo silencio sobre el tema. Siguieron haciéndose patentes en 1935, 1937 y 1950 hasta que en 1963 dejó de fabricarse. La copa no era rentable, en el mercado había falta de látex y no tuvo éxito comercial: para las mujeres era demasiado grande, rígida y pesada, además de la cuestión cultural que implica la manipulación de los genitales y las secreciones vaginales. Y fue en 1987 cuando apareció en el mercado la copa menstrual de látex, reutilizable y en dos tamaños (aún disponible en la actualidad). Su éxito marcó el inicio del camino que nos llevaría al año 2000 cuando se fabricó la primera copa menstrual de silicona.